Señales de una mala circulación

¿Pies hinchados? ¿Sensación de hormigueo? ¿Frío en las extremidades? Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, es muy probable que estés sufriendo problemas de circulación.

 

  • Frío en las extremidades
    Es uno de los principales síntomas de la mala circulación. Debido a que a la sangre le cuesta llegar más a los extremos del cuerpo, se produce un descenso de la temperatura corporal en las zonas afectadas.
  • Sensación de hormigueo y picor
    El entumecimiento u hormigueo en las extremidades indica que los depósitos de grasa están bloqueando el flujo sanguíneo en las arterias. De esta manera, se impide que la sangre fluya a las extremidades produciendo sensación de adormecimiento.
  • Agotamiento constante
    Es otro de los síntomas que nos avisan de que no están llegando los nutrientes necesarios a nuestro cuerpo. La sangre se bombea más despacio y, por lo tanto, el transporte de oxígeno, vitaminas y nutrientes hacia nuestros músculos es más lento. Por todo ello, es normal que notemos que nos pesa el cuerpo e incluso nos cueste más movernos de lo habitual.
  • Aumento de las “arañas vasculares”
    A veces no sabemos distinguir las varices de las llamadas, técnicamente, telangiectasias. Son similares en cuanto a etiología, pero en cambio son de menor tamaño, tienen aspecto reticular, su color suele ser rojizo o azul y se producen en la capa más superficial. Además, es muy importante saber que no conllevan un problema mayor de salud, sino que son más un problema estético.
  • Hinchazón en pies y manos
    En verano, debido al calor, se produce una vasodilatación de las venas. Esto unido a la fuerza de gravedad, que hace que la sangre se concentre en la zona de los pies, y a la mayor dificultad para el retorno venoso debido al aumento del propio flujo, puede producir este síntoma. Pero ojo, porque el exceso de líquidos podría tener también su origen en un problema renal.
  • Ligera coloración azul en la piel
    Cuando la circulación no es adecuada no llega a la piel la concentración de oxígeno requerida, ocasionando estos síntomas visibles. Aparecen sobre todo en las puntas de los dedos y en los labios.

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